Archivo mensual: octubre 2020

La calma

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Hay palabras redondas, la calma es una.

También las hay cuadradas, difíciles de encajar obvio…

En lo personal las redondas son las que mejor van conmigo, por ejemplo calma, mar, calamar por supuesto…

Son palabras que me producen una sensación de estar entre nubes, descansada, abierta a observar lo que sea que pase… Y las puedo pronunciar, repetir, rehusar, reciclar, sin cansancio, tranquilamente.

Claro que las cuadradas, las difíciles de encajar, obvio, como calcetín, alfombra, pasta, sillón, se me hacen especialmente molestas y las evito en la medida que puedo, es fácil es solo cuestión de cambiarlas, buscar sinónimos, tengo un enorme diccionario y si no voy a Google, he sustituido la gran mayoría. Pero no es algo fácil. Para nada.

Luego están las palabras fofas, amorfas totalmente, que no se definen bien y esas realmente las detesto, por ejemplo: flama, universo, terrón, sopa…

Es difícil porque hay muchas más fofas de las que uno cree… Lenteja, acueducto, brisa, bruma…

Me producen una especie de rechazo visceral, son algo insoportable. En serio.

Hay algunas que por su forma tipo estrella o erizo me hacen plantearme la posibilidad de ni siquiera sustituirlas, solo dejar ese espacio en blanco, pero resulta mala idea porque el texto no se entiende del todo, por ejemplo:

La salió esta mañana y la puerta entre cerrada para evitar que pasarán no funcionó y hubo que cerrarla…

¿Vieron?

Y si es en una conversación es más complicado.

Creo que en definitiva tendré que quedarme callada o hacer como los obsesivos compulsivos que que evitan las rayas del piso, y los manteles de cuadros…

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Principio y Fin

Foto de📸: @oranmordaunt

Siempre hay un principio y un final.

Siempre. En todo. Nada escapa al ciclo. Por eso importa más el cómo llegas que llegar.

¿Qué camino elegiste, estuvo bien, fue un buen camino, complicado, difícil, sorprendente, horrible?

El camino es lo que interesa. La llegada está vacía… Piensa en tus logros, en esa llegada a la meta, la graduación, el título, la boda…

Cada suceso fue un camino que emprendiste con más o menos conciencia.

De cada camino y cada meta, cada final te llevo a ser más, más sabio quizás, más precavido, menos confiado, más susceptible, más alegre… Tantas opciones entre el principio y el fin.

Por eso el camino importa tanto. Cada detalle cuenta, así que de vez en cuando para, mira, respira y luego sigue…

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