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ENFOQUE

ENFOQUE

El centro.

Quizás la meta.

El punto focal.
El enfoque.
El agujero blanco.
El camino bien trazado y agendado, cada cuadrícula indicando el camino a la siguiente sin temor a la obsesión, ni a la crítica a la perfección.

Ni siquiera a la perfección misma, que es buena ella, es realmente buena, mira si no a una rosa, mira si no a una vaca, mira sino esos ojos.

Perfección.

La perfección durante el viaje.
Sin dudas.
La flecha directa al objetivo, sin distorsión.
Distraída la mente puede ir cuadrando el color allá donde lo quiera, lo requiera, lo necesite, lo desee.

Puedo sentarme en cualquier parte del camino, porque en cada cuadrícula se abre una luz de ventana a aquello que busco en ese exacto instante.

Y me permite distorsionar el pasado hasta dejarlo exactamente dónde va.

Y no hay futuro.  Es tan calma la idea.  Es todo hoy.  Es todo aquí o allá, porque una vez en el enfoque, simplemente es.  Eres.  Es tan deliciosa la idea.

Sentarme o recostarme en sus mullidos puntos, en el entramado que se ve recio y seguro, sutil y perfecto para los sueños, los arrullos, las ideas.

Los intercambios, las ausencias, la noche, el insomnio, la siesta, la lluvia, la luna gorda, la luna delgadísima.

Las nubes de borrego, de jirafa, de elefante.

Puedo descolgarme de cada punto y tejer éste con aquel y aquél  y con el otro y formar una hermosa cortina de cuentos para mis niños, los de siempre.

Los que vendrán.

Y hacer poesía.

Y cantar.

Y tanto más.

Es perfecta.
Es espectacular.
Es para pasarse el día mirándolo e imaginando finales:

Caídas al Finisterre monstruoso.
El cielo de mi padre, luminoso, con fados y tangos.

Y poesía, mucha poesía, en cada punto una buena frase.

Otoños y primaveras.

O el cielo de Mumba, el negrito africano que murió de sed, bañándose en un interminable mar de aguas y dulces de coco hechos por su madre, que lo acompaña en su cielo, donde a cada paso hay lo que ella quiere para su Mumba.

O el temeroso ruin que se ha llevado sueños de alguien, de algunos, por miedo, por ambición, por locura, allá al fondo sabe que le espera el calor de ¿el infierno?

O del «ya se acabó esto» y puedo dejar de ser ruin.  Y ser otra cosa.

Es el final.
Y vamos a tomarnos de las manos e intentemos correr por este pasillo de enfoques y vamos a reírnos del tiempo lineal y de la física cuántica.

Es tanto…

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